Casi sin darnos cuenta, en unas pocas décadas hemos pasado de vivir un viaje al extranjero como un auténtico sueño a pasar a ser algo tan normal que casi es como ir a la vuelta de la esquina. Las compañías low cost han abaratado mucho los vuelos, y aunque es cierto que cruzar el Atlántico todavía cuesta mucho dinero, está al alcance de casi cualquiera. De hecho, con ahorrar un poco podemos tener esas vacaciones de ensueño que siempre habíamos deseado, sea un año cualquiera o aprovechando el permiso por matrimonio. Y es que las lunas de miel han abierto un universo entero de posibilidades viajeras a muchas parejas que, gracias a esos días de permiso, pueden estar dos semanas visitando el lugar exótico que más les gusta. Desde Europa, muchas optan por ir al sur de Asia, a Estados Unidos o a Sudamérica. Pero el Caribe sigue siendo a día de hoy una de las opciones más usuales.
Y es que no es de extrañar que muchos quieran pasar esos primeros días de casados en una playa paradisíaca, sin mayor preocupación que la de tostarse al sol y pedir otro mojito. Los destinos de la zona se han adaptado a las necesidades de estos turistas, que además son, en la mayoría de casos, sus principales fuentes de ingresos. Desde Riviera Maya a la propia Cuba, los agentes llegan a acuerdos con estos resorts y hoteles en los que los turistas pueden pasar unos días en el auténtico paraíso. Y en República Dominicana han conseguido hacerse con buena parte del mercado, gracias sobre todo en la zona de Punta Cana. Reconocida mundialmente como uno de los destinos más espectaculares, esta ciudad suma millones de visitantes durante todo el año, gracias a sus condiciones climatológicas. El turismo es indispensable para la isla, compartida con Haití, una nación tremendamente más empobrecida precisamente por la ausencia de este sector. Pero también se oculta una oscura verdad que poco a poco va saliendo a la luz, y tiene que ver con los objetivos sexuales de muchos de los visitantes que llegan a República Dominicana.
Una nación caribeña
Para ponernos en contexto, lo primero es apuntar dónde se encuentra esta nación. República Dominicana forma parte de una de las tres islas más grandes del Caribe Norte. Ubicada entre Cuba y Puerto Rico, cuenta con influencias tanto estadounidenses y anglosajonas como latinas, al igual que el resto de países del área. Comparte isla con Haití, una nación muy diferente incluso en el idioma, que todavía no ha podido salir adelante desde la época en la que servía como cantera de esclavos. República Dominicana tiene 10 millones de habitantes y tiene un PIB importante que la coloca como uno de los países más “ricos” de Centroamérica. Buena parte de la culpa de esa riqueza la tiene la industria turística, que aporte cientos de millones de dólares cada año gracias a la llegada de muchísimos turistas. Los hay, además, de todo tipo, desde parejas de luna de miel a familias buscando un poco de paz, pasando también por grupos de amigos o de estudiantes egresados.
Destino favorito de muchos para sus vacaciones
El crecimiento económico de República Dominicana en las últimas décadas ha sido más que evidente, y el sector turístico ha tenido mucha influencia en esto. Y es que es lógico que cuando tienes todo a favor para convertirte en el destino paradisíaco de los ricos en Europa y Estados Unidos, tu economía crezca pareja a todo lo que está llegando desde fuera. De hecho, gracias a la introducción de moneda extranjera fuerte como el euro y el dólar americano, en República Dominicana se ha podido crecer de manera muy vistosa en los últimos tiempos. Eso sí, los hoteles y resorts ahora lo ocupan todo, y el país ha quedado en “manos” de los turistas, algo que desde luego no gusta demasiado a los locales.
Las vacaciones en República Dominicana pueden ser un auténtico lujo por una cantidad de dinero razonable. Hay sitios preciosos de naturaleza que visitar, y también puedes relajarte en las paradisíacas playas caribeñas de la isla. Las zonas turísticas suelen ser muy seguras, y en ellas encontrarás restaurantes de todo tipo para poder disfrutar no solo del sol y la playa, sino también de la gastronomía. La mayoría de los turistas son familias y parejas de enamorados, pero también hay grupos de amigos que se animan a visitar Punta Cana, ya sea en viaje de estudios o en vacaciones. La llegada de muchos hombres jóvenes ha propiciado también la aparición de un turismo diferente, menos familiar, que tiene también como consecuencia un aumento en la demanda de prostitución en la zona.
La prostitución y el turismo sexual
República Dominicana se encuentra a apenas unos kilómetros de Puerto Rico, la nación con mayor demanda de sexo de pago del mundo. Es lógico que un país con tanta desigualdad como este también se de la situación de desprotección para muchas mujeres, que no dudan en aceptar el dinero del extranjero a cambio de sexo. El problema llega cuando esto se convierte en algo demasiado habitual y afecta además a chicas muy jóvenes, a veces incluso menores de edad. El turismo sexual no es deseado por ningún país, pero en muchos casos, como ocurre aquí, se hace la vista gorda por todo el dinero que esos extranjeros dejan en República Dominicana. Se ha dado el caso de que incluso las propias recepciones de los hoteles recomiendan lugares donde encontrar a estas chicas, a pesar de que no deberían hacerlo…
En el país es natural que las niñas se casen de muy jovencitas, o tengan que ponerse a trabajar cuando son todavía adolescentes. La necesidad que existe en muchas familias de conseguir dinero aboca a estas mujeres a realizar servicios sexuales a los turistas. Y es que lo que pueden pagar ellos por un simple encuentro sexual es lo mismo que una trabajadora cualquiera cobra en una semana. La situación pasa a ser preocupante cuando se extiende por todo el país y alcanza a chicas demasiado jóvenes, que luego son incapaces de salir de ese problema. El turismo sexual está empezando a ensuciar la imagen de República Dominicana, y esto afecta también al turismo más deseado, el familiar.
Un país que no termina de crecer
Si bien los datos son positivos en cuanto a la economía de República Dominicana, siendo la primera en la zona del Caribe, lo cierto es que el país no acaba de crecer del todo. Tal vez ha tocado techo y, en su situación, ya no de para más. Pero también es cierto que existe una desigualdad demasiado grande entre la población y eso puede conllevar un problema grave. Cuando ya se ha tocado techo como destino turístico, cuando todos los esfuerzos se han encomendado a este sector, ¿qué es lo que queda? En la época en la que la pandemia nos dejó a todos encerrados y sin opciones de viajar, República Dominicana sufrió un duro revés al no poder recibir visitantes durante un tiempo. La dependencia del turismo es cada vez mayor y eso es preocupante, sobre todo si se mezcla con la prostitución.